Descripción:
Los Grandes Escándalos de nuestra época, los Crímenes, la Violencia, no caen en saco roto. No suceden porque sí. Ocurren para que sea posible el ejercicio de un nuevo placer generalizado: Rasgarse las Vestiduras. El «¡Qué malos son!» lleva al «¡Qué malos somos!» Nadie escapa a ese inmenso Escándalo planetario porque el mal nos fascina tanto que queremos más; queremos escandalizarnos más. Y ya no sabemos vivir sin la dosis diaria de Rasgarse de Vestiduras que confirma nuestra Decencia.
¿Ha ganado el Mal la partida al Bien? No. Sucede que el Mal es el camino del nuevo placer de la Decencia. Una Decencia implacable, homogénea y única, tal como la entienden los neopuritanos.

Una Decencia que viene a suplir la famosa «falta de valores». Una Decencia que ofrece el gozo del escándalo a los nuevos fariseos. En ese camino de la Decencia fascinada por el Mal hay un médium decisivo; los medios de comunicación, cuyo gran poder estriba en confirmar y escenificar el Escándalo y la Sospecha. Los datos están dispuestos; la década de la Decencia es también la década del Escándalo, la de la Sospecha y la de la Fascinación del Mal. Sospechar activa el blindaje de la Decencia y la Seguridad, y así, el Bien se convierte en Intolerancia. Y el Crimen señala el camino del Bien. ¿Quién hubiera dicho que los años noventa iban a resultar tan retrógrados?


INDICE:

Prologo: Carta a una señora pensadora, por Manuel Vazquez Montalban......11

Por qué......15

Ser puritano......28

La decada de la decensia
- El chic de la etica......45
- El rostro del mal......65
- Tiranos y herejes......82
- La politica y el miedo: buscar culpables......100
- Héroes neopuritanos......122

Las armas del Neopuritanismo

Epilogo I......197

Epilogo II......208