Descripción:
Dice Max Wundt que una obra poética no puede nunca ser comprendida si al mismo tiempo no comprendemos la concepción del mundo en que se basa. Por eso la crítica literaria se ve obligada tan a menudo a apoyarse en la filosofía y a buscar la razón de ser de tantas obras en la que profesara su autor. El no ver esta relación entre lo estético y lo filosófico nos aparta de obras que por reflejar una actitud ante el mundo muy distinta de la que hoy domina difícilmente pueden ser comprendidas ni mucho menos ser apreciadas. Este es el caso de las pastorales del Renacimiento, de cuya arti f ficiosidad se hacen lenguas los críticos sin darse cuenta de que su belleza estriba en lo que ellos señalan como defecto capital del género.

Creo que sólo lograremos romper la maraña de lugares comunes que rodea estas obras si las miramos desde el punto de vista del platonismo que dominaba en la época en que se escribieron. Este platonismo, que es lo que da a todo el arte del Renacimiento su fisonomía, tan distinta de la del Gótico y de la que luego tuvo el Barroco, empieza a difundirse en el siglo XV con las traducciones de Marsilio Ficino y acaba por dominar en la primera mitad del XVI los medios artísticos de Italia y España, hasta que la restauración del aristotelismo impone otros rumbos a la cultura. Recordemos que, para el platónico, la realidad no es lo que percibimos con los sentidos, sino que está en las ideas o arquetipos de las cosas que posteriormente fueron creadas y que no son más que su reflejo.

El hombre, que ha visto las ideas antes de que su alma encarnara en un cuerpo, pero que, desde entonces, las ha olvidado, no debe ahora desentenderse de lo que ve, sino valerse de ello para recordar poco a poco lo que antes vio. Como lo que ahora vemos es sólo la sombra de las ideas, para llegar a éstas se requiere un proceso de depuración que despoje a lo visible de lo accidental, es decir, de las imperfecciones que desfiguran los arquetipos, de cuya realidad las cosas participan en la medida en que los reflejan. De esta manera el platónico trata de suprimir de la naturaleza, mediante un proceso de abstracción, todo aquello que moral o físicamente le parece feo, para deleitarse con lo que, por estar limpio de imperfecciones, refleja mejor las ideas y por tanto es mucho más real. - De Introduccion


INDICE:

PROLOGO
El platonismo del Renacimiento......xi
Estructura de la Diana......xviii
Verdad y poesia......xxiv
Alegria de los ojos......xxxii
L’amor, che mouve il sole e gli altre stelle......xxxvi
La musica de las lagrimas......xliv
Los versos intercalados......xlix
Los lusismos de Montemayor......li
Nuestra edicion......lviii

TEXTO
Libro primero......13
Libro segundo......71
Libro tercero......143
Libro cuarto......175
Libro quinto......229
Libro sexto......267
Libro septimo......291