Descripción:
Las Universidades, que hicieron su aparición en el horizonte cultural europeo, a fines del siglo XII, encontraron su principal misión en la transmisión del conocimiento, en la difusión de los saberes encerrados en los códices que una pléyade de escribientes y miniaturistas realizaron en el mundo antiguo y medieval. Manuscritos visigodos, asturianos, mozárabes y leoneses, Biblias y Beatos se sumaron a los Códices Carolingios y a los Códices que contenian el Derecho Canónico y Romano de la Recepción que circularon por las nacientes Universidades de la Europa Continental: Paris, Bolonia, Oxford, Salamanca, Valladolid, Praga, Cracovia, Roma, Siena.

Pero la gran revolución de la cultura se produce con el libro impreso – el libro de letra de molde -, el arte que Gütenberg ingenió al imprimir sobre planchas de madera una Gramática Latina y al atreverse poco después a la edición de la famosa Biblia Latina de 42 lineas por plana.

La invención de la imprenta provocó inmediatamente la instalación de artesanos de este nuevo oficio en Paris, Lyon, Venecia, Roma, Mayence, Francort, Nuremberg, Augsbourg y Colonia. Pronto llegan a la Peninsula Ibérica los primeros libros impresos como la edición de los Proverbios de Séneca que ya en 1468 aparece inventariado en la Biblioteca del Justicia Mayor del Rey, Alvaro de Stúñiga.

A los mercaderes de libros de moldes sucedieron los impresores extranjeros que se asentaron en las grandes ciudades hispánicas, Sevilla, Valencia, Salamanca, Toledo y Alcalá de Henares en la cual el Cardenal Cisneros refunda una gran institución universitaria que tiene sus precedentes en el Estudio General creado por la Real Cédula de Sancho IV de 20 de Mayo de 1293.

La Imprenta se convirtió en el gran instrumento que Cisneros necesitaba para su propósito académico y asi surge el primer gran proyecto editorial Complutense, la versión castellana de la Vita Christi, del Cartuxano, la magna obra de Ludolfo de Sajonia, romanceada por el gran escritor Fray Ambrosio Montesinos, que la reina Isabel de Castilla tanto deseaba, y que servirá para afirmar la vocación espirutual de Ignacio de Loyola. – De Presentacion